¿POR QUÉ USAMOS LA EXPRESIÓN “NO HA VENIDO NI EL TATO”?
“El Tato” existió, fue un torero sevillano
Adquirió cierta fama en el siglo XIX
Antonio Sánchez “El Tato” existió, fue un torero sevillano que adquirió cierta fama en el siglo XIX. Durante su mejor época, era imposible ver un cartel de una corrida en el que no apareciese su nombre. Era, además, asiduo a los jolgorios y la noche sevillana, por lo que si el Tato no aparecía en un evento, es que ese evento había sido un desastre social.
Nació en Sevilla en 1831, fue un torero largo con el capote, regular con la muleta, vulgar con las banderillas y muy seguro en la suerte de matar a los toros a volapié, según describía ABC, donde se señalaba sin embargo que tanto él como sus contemporáneos Petete y Desperdicios, se entregaban a unos excesos que enardecían al público. Su estilo y maestría en el momento de matar, dieron pie a los dichos «¡Anda y que te mate el Tato!» o «A ese no le mata ni el Tato».
El 7 de junio de 1869 compartía cartel con Lagartijo y Villaverde en la corrida organizada en Madrid para celebrar la aprobación de la Constitución, con Prim, Serrano y Topete en el palco. En el cuarto de la tarde, el toro Peregrino corneó al diestro en la pierna al entrar a matar. Días después de la cogida, la pierna se le gangrenó. La infección fue tan intensa que el 14 de junio hubo que amputarle la pierna a El Tato.
Dos años después de la intervención, el Tato intentó volver a torear con una pierna ortopédica en Badajoz, pero tuvo que desistir de su propósito al encontrarse a merced de los toros. Cuentan que se retiró sollozando entre barreras. Aún quiso repetir el intento en Valencia, el 4 de septiembre, y en Sevilla, el día 24 del mismo mes.
El Tato acabó de empleado en el Matadero de Sevilla, allí donde se colaba de joven para capear las reses burlando la vigilancia de los matarifes. Murió con 64 años el 7 de febrero de 1895.